
Objetivo:
En esta catequesis nos detendremos a considerar lo que el evangelio nos dice de Jesús adolescente y en la adolescencia de San José Sanchez del Río, etapa de la vida en la que el anhelo de Dios se expresa también en el deseo y afán de coherencia. A la luz de estos testimonios haremos memoria de nuestra propia adolescencia y nos preguntaremos cómo contribuimos a que en nuestros adolescentes crezca el anhelo de Dios.
1. Escuchemos con atención el siguiente canto:
2. La adolescencia de Jesús.
El evangelio poco nos dice de la adolescencia de Jesús. El relato del evangelista San Lucas que nos narra un episodio de su vida cuando tenía doce años nos da detalles que nos permiten conocer cómo vivía Jesús esa etapa de su vida. Ver relato.
EL Papa Francisco en su exhortación a la juventud nos ayuda a entender la adolescencia y juventud de Jesús (No. 28-29).
En la adolescencia y en la juventud, su relación con el Padre era la del Hijo amado, atraído por el Padre, crecía ocupándose de sus cosas: «¿No sabían que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?» (Lc 2,49). Sin embargo, no hay que pensar que Jesús fuera un adolescente solitario o un joven ensimismado. Su relación con la gente era la de un joven que compartía toda la vida de una familia bien integrada en el pueblo. Aprendió el trabajo de su padre y luego lo reemplazó como carpintero. Por eso, en el Evangelio una vez se le llama «el hijo del carpintero» (Mt 13,55) y otra vez sencillamente «el carpintero» (Mc 6,3). Este detalle muestra que era un muchacho más de su pueblo, que se relacionaba con toda normalidad. Nadie lo miraba como un joven raro o separado de los demás. Precisamente por esta razón, cuando Jesús salió a predicar, la gente no se explicaba de dónde sacaba esa sabiduría: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4,22).
«Jesús tampoco creció en una relación cerrada y absorbente con María y con José, sino que se movía gustosamente en la familia ampliada, que incluía a los parientes y amigos» Así entendemos por qué sus padres, cuando regresaban de la peregrinación a Jerusalén, estaban tranquilos pensando que el jovencito de doce años (cf. Lc 2,42) caminaba libremente entre la gente, aunque no lo vieran durante un día entero: «Creyendo que estaba en la caravana, hicieron un día de camino» (Lc 2,44). Ciertamente, pensaban que Jesús estaba allí, yendo y viniendo entre los demás, bromeando con otros de su edad, escuchando las narraciones de los adultos y compartiendo las alegrías y las tristezas de la caravana. El término griego utilizado por Lucas para la caravana de peregrinos, synodía, indica precisamente esta “comunidad en camino” de la que forma parte la sagrada familia. Gracias a la confianza de sus padres, Jesús se mueve libremente y aprende a caminar con todos los demás.
La adolescencia de Joselito
Escucha el relato:
Estas imágenes te pueden ayudar:




3. A propósito el Papa Francisco recuerda a los adolescentes y a los jóvenes que la vida cristiana es identificarse con Jesús.
Jesús no los ilumina a ustedes, jóvenes, desde lejos o desde afuera, sino desde su propia juventud, que comparte con ustedes. Es muy importante contemplar al Jesús joven que nos muestran los evangelios, porque Él fue verdaderamente uno de ustedes, y en Él se pueden reconocer muchas notas de los corazones jóvenes. Lo vemos, por ejemplo, en las siguientes características: «Jesús tenía una confianza incondicional en el Padre, cuidó la amistad con sus discípulos, e incluso en los momentos críticos permaneció fiel a ellos. Manifestó una profunda compasión por los más débiles, especialmente los pobres, los enfermos, los pecadores y los excluidos. Tuvo la valentía de enfrentarse a las autoridades religiosas y políticas de su tiempo; vivió la experiencia de sentirse incomprendido y descartado; sintió miedo del sufrimiento y conoció la fragilidad de la pasión; dirigió su mirada al futuro abandonándose en las manos seguras del Padre y a la fuerza del Espíritu. En Jesús todos los jóvenes pueden reconocerse» [Christus vivit No. 31]
4. ¿Qué significa esto para nuestra vida?
Comparte con tu familia, con tus compañeros o con tus amigos qué significa en ti vida el mensaje que has recibido en esta catequesis. Te pueden ayudar las siguientes preguntas o sugerencias:
- Vuelve a leer el relato del evangelio que nos presenta a Jesús adolescente en medio de los doctores. Fíjate en la personalidad que Jesús tenía en ese momento de su vida; en su autonomía y cómo era su relación con Dios, con José y con María.
- Joselito vio el ejemplo de sus hermanos mayores y se inquietó. Él también quería hacer algo para defender su fe. ¿Qué nos dice esto de su adolescencia?
- La adolescencia es una etapa bonita en la vida, pero también compleja. ¿Qué podemos hacer los mayores para acompañar a los adolescentes en este momento de su vida y crezcan en todas las dimensiones de su existencia, también en la espiritual?
- ¿Cómo pueden los adolescentes ser protagonistas de la transformación de una sociedad que los ve más como consumidores que como personas?