adviento 2022

Jacob engendró a José, el esposo de María

Feria Mayor de Adviento

17 de diciembre 

Textos

Del libro del Génesis (49, 2.8-10)

En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así: “Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán ante ti los hijos de tu padre.

Cachorro de león eres, Judá: has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a reposar, como un león.

¿Quién se atreverá a provocarte? No se apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia”. Palabra de Dios.

+ Del evangelio según san Mateo (1, 1-17)

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorcePalabra del Señor. 

Fondo Musical: P. Martín Alejandro Arceo Álvarez

Voz: Marco Antonio Fernández Reyes

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Mensaje[1]

El texto del Génesis nos presenta a Judá, uno de los hijos de Jacob, padre de la tribu que llevará su nombre y de la cual nacerá Jesús. Judá no es el primogénito, ni es recordado o considerado como importante; sin embargo, aparece con poder y autoridad, con el cetro y el bastón como símbolos propios; él continuará el linaje de Jacob y la historia de Israel. Aparece caracterizado con la enérgica imagen de un león, que también se atribuirá al Mesías y por consiguiente a Jesús. El león es un símbolo de poder y fuerza, está separado de los otros animales, gobierna con su presencia e infunde temor por medio de su rugido. Judá es el hijo de Jacob que transmitirá el linaje de esperanza a los que esperan la venida del Mesías, el salvador y liberador de Israel..

La genealogía de Jesús comienza de una forma sencilla. Lo central es que Jesús nace de Israel, insertándose en la historia de sus orígenes, esperanzas, promesas y fracasos; su humanidad está tejida en la tela del pueblo escogido como pueblo de Dios entre las naciones. Jesús desciende de patriarcas, de reyes y de un extraño surtido de gente intermedia, desde los más pequeños a los más grandes de Israel. Muchos de los nombres no nos resultan familiares, han sido escogidos para hacerse eco de la historia de Israel. No podemos pasar por alto que la genealogía incluye a los peores y a los mejores miembros del pueblo de Israel; podríamos decir que la familia de Jesús es una colección de pecadores, hombres y mujeres que tuvieron momentos de gloria en una existencia ordinaria y otros que en ocasiones no tuvieron el mejor comportamiento, como David, que a pesar de ser amado de Dios también fue un pecador. También llama la atención la mención de cuatro mujeres, extranjeras, extrañas al pueblo de la alianza pero que se incorporaron a él por su matrimonio o por su singular conducta.

Hoy podemos recordar la frase de San Irineo de Lyon, uno de los grandes padres de la Iglesia que reza: lo que no se asume no se redime. Al recordar la genealogía de Jesús el evangelio contemplamos al Señor asumiendo la historia de la humanidad, incorporándose a un pueblo, formando parte de una larga sucesión de grandes hombres y de grandes pecadores; asumiendo nuestra condición humana para hacernos cercano el amor siempre fiel de Dios es como el Señor nos redime. Insertarnos en el plan de redención pide de nosotros vivir como redimidos y siguiendo la pedagogía de Jesús, asumir, apropiarnos las situaciones que anhelamos sean redimidas.

[1] M. Mckenna, El adviento y la navidad, día a día, 285-286.

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