adviento 2022

Hoy hemos visto maravillas

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Adviento

Lunes de la II semana 

Textos

Del libro del profeta Isaías (35, 1-10)

Esto dice el Señor: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.

Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: ‘¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’.

Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará. Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque y la tierra sedienta, en manantial.

En la guarida donde moran los chacales, verdearán la caña y el papiro. Habrá allí una calzada ancha, que se llamará ‘Camino Santo’; los impuros no la transitarán, ni los necios vagarán por ella.

No habrá por ahí leones ni se acercarán las fieras. Por ella caminarán los redimidos. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de jubilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado”. Palabra de Dios.

Evangelio

+ Del evangelio según san Lucas (5, 17-26)

Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones.

Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él; perocomo no encontraban por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaronen la camilla y se lo pusieron delante a Jesús.

Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: “Amigo mío, se te perdonan tus pecados”. Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema?

¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Jesús, conociendo sus pensamientos, les replicó: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados dijo entonces al paralítico: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios.

Todos quedaron atónitos y daban gloria a Dios, y llenos de temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”. Palabra del Señor.



Fondo Musical: P. Martín Alejandro Arceo Álvarez

Voz: Marco Antonio Fernandez Reyes

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Mensaje[1]

Hoy hemos visto cosas increíbles 

Lucas narra este milagro mientras está rodeado de fariseos y maestros de la ley. El evangelista advierte de inmediato que «el poder del Señor le hacía obrar curaciones», es decir, la misericordia mostraba su fuerza de cambio, de curación, de fiesta de los curados y de sus amigos. Y esto provocaba no pocos interrogantes y preocupaciones a quienes confiaban en la ley y en la observancia de las reglas como paradigma de la salvación. 

La curación del paralítico llevado por sus amigos ante Jesús es fruto de su fe. El milagro se realiza por la fe de aquellos amigos, una fe hecha de amor, de tenacidad, de perseverancia. Querían llevar al amigo enfermo a donde Jesús y, cuando encuentran la multitud agolpada ante la puerta, deciden subir al tejado y abrir en él un boquete para poner a su amigo delante del Señor.

¡Cuánto debemos aprender de esta actitud! Muchas veces la amistad entre nosotros es superficial, sentimental y resignada. Basta poco para olvidarnos los unos de los otros. Los amigos de aquel paralítico no actuaron así. Su ejemplo nos exhorta a hacernos cargo con amor de quien está enfermo, es pobre o indefenso. Se trata de crear una alianza afectiva entre los discípulos y los pobres, entre los discípulos y los enfermos. Esta alianza especial permite realizar estos milagros. 

El Evangelio nos enseña que el milagro comienza cuando se pone en el centro a aquel enfermo, un centro que no es sólo físico, sino del corazón. Y Jesús, viendo aquella fe, cura al paralítico de forma plena, más incluso de cuanto ellos se esperaban. De hecho, dirigiéndose a aquel enfermo le dice: «Tus pecados te quedan perdonados». Jesús ve también el corazón del paralítico y la necesidad que tenía de ser perdonado. Y le concede la salud plena, tanto la del cuerpo como la del corazón. 

Los creyentes debemos seguir haciendo hoy lo mismo que aquel grupo de amigos. Es bello poder decir que los cristianos son los amigos de los pobres, enfermos y débiles. Aquí se pone en marcha el cambio del mundo que Jesús ha inaugurado.


[1] Cfr. G. Zevini – P.G. Cabra, Lectio divina para cada día del año. Vol. 1, 114-116.

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