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El Señor de los Milagros en Sahuayo. Una devoción centenaria

La devoción al Señor de los Milagros en Sahuayo es centenaria. La tierra la prepararon los arrieros de san Juan que, en la segunda mitad del siglo XIX, al traer sus colchas y artesanías a Sahuayo narraban los prodigios atribuidos a la taumaturga imagen que se veneraba en la hermosa y afamada Iglesia de su pueblo.

Por su parte los arrieros sahuayenses cuando iban a comerciar a la Tierra Caliente no desaprovechaban la oportunidad para detenerse en el camino a venerar tan preciada imagen y regresaban a casa cargados de recuerdos de su visita al Señor de los Milagros en su Santuario.

La Providencia quiso que un hijo de Sahuayo, el P. Enrique Amezcua Calleja (1884-1968) fuera párroco de san Juan Nuevo por un breve período: de noviembre de 1929 a marzo de 1932, en aquella estancia lo acompañó su hermano, el padre Luis (1876-1960), quien pidió licencia para estar con su hermano en san Juan.

Fueron los padres Amezcua quienes con sabiduría pastoral sembraron con hondura la devoción al Señor de los Milagros, motivando a sus paisanos a no desanimarse por las dificultades del tiempo para venerarlo en San Juan, invitando a los devotos a hacer en cada hogar un altar a la preciada imagen y a venerarla con el baile típico con el que los indígenas la veneran para conmemorar el milagro con el que el P. Benito del Río fue favorecido, en 1868, sanando del reumatismo que lo tenía inmovilizado.

La tragedia que vivió el pueblo de san Juan con la erupción del volcán Paricutín (1943) hizo mas fuerte la devoción al saberse como el Señor de los Milagros prácticamente hizo resurgir su pueblo de entre las cenizas. Se reforzaron los lazos de simpatía de los sahuayenses con los pobladores de los pueblos indígenas a los que, a la fecha, reciben con gusto cuando vienen a comerciar a Sahuayo.

Muy pronto la devoción se vio envuelta con el colorido y las formas que la religiosidad popular reviste las devociones, a la danza se añadió la indumentaria, a la indumentaria las artesanías y el jolgorio que hace que cada 14 de septiembre se inolvidable, pues es el día de bailarle al Cristo.

Mira en este video una reseña histórica mas amplia