Dios todo poderoso y eterno, que consagraste las primicias de la predicación apostólica con la sangre del apóstol Santiago, concédenos quedar fortalecidos por su martirio y amparados siempre con su protección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Alabanza al Patrón Santiago
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén